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Example Questions
Example Question #61 : Understanding Textual Sources
Lea el pasaje siguiente de Tony por Enrique Pérez Escrich (1855) y conteste las preguntas:
...Tony, sentado sobre su cuarto trasero, presenciaba impasible el diálogo que antecede. Pablo, irritado y refunfuñando de aquella informalidad, desató la jaca de las ramas de una encina, montó á caballo y silbó á su perro. Tony permaneció inmóvil. Mientras tanto, los dos ganaderos montaron también á caballo, alejándose de aquel sitio, pero en dirección opuesta á la que había emprendido Pablo. Tony comenzó á ladrar desesperadamente. Su amo se detuvo y le silbó segunda vez.
De pronto el mastín tomó una veloz carrera y fué á reunirse con su amo, pero sin cesar en sus imponentes ladridos. Pablo no le hizo caso, preocupado en lo que acababa de acontecerle; pero tanto y tanto ladró el perro, que por fin dirigió una mirada recelosa en derredor suyo, y dijo:—¿Qué te pasa, animal?... Tony, de dos saltos, se colocó delante del caballo, como si tratara de impedirle el paso, hasta tal punto, que llegó á ponerle sus robustas zarpas sobre el pecho.
Entonces el chalán le sacudió un terrible latigazo; pero Tony, aunque sentía el agudo dolor de aquella culebra de cáñamo que se le había arrollado por el cuerpo, no se quejó y continuó ladrando.—¡Es extraño! Nunca he visto tan fosco y tan irritado á Tony. El mastín dió una carrera, se paró á unos doce pasos de la cabeza del caballo, y se echó atravesado en medio de la angosta vereda, ladrando siempre. Cuando llegó la jaca, saltó por encima del perro para no pisar á su compañero de cuadra.
Nuevamente el perro volvió á colocarse delante del caballo, tomó carrera hasta chocar su áspera y fuerte cabeza con los redondos y blandos belfos de la jaca, que se descompuso, con grave riesgo del jinete.—Pero ¿te has vuelto loco, Tony?...—gritó el chalán, sacudiéndole un segundo latigazo más enérgico que el primero. El mastín entonces hizo presa en uno de los estribos vaqueros, y tiró con fuerza hacia atrás.
Los ojos de Tony brillaban como dos ascuas de fuego, sus gruñidos eran potentes, amenazadores; aquel noble animal representaba con hermosura salvaje la desesperación del perro á quien su amo no entiende lo que quiere decirle, y se ve privado del precioso don de la palabra. Una idea cruzó por la mente de Pablo, y descolgando la escopeta de la grupa, se dijo:—Este perro rabia. El chalán clavó las espuelas á la jaca, que llevó arrastrando al pobre Tony, sin que soltara el estribo, diez ó doce metros. Por fin Tony soltó su presa, y se quedó como enclavado en medio de la vereda.
Pablo revolvió su caballo como para hacer frente al enemigo, apuntó su escopeta, é hizo fuego. Tony exhaló un lamento doloroso, y rodó por la cañada. Pablo aplicó de nuevo las espuelas en los ijares de la jaca, que partió como un rayo, cuesta abajo, en dirección á Guadalajara. El chalán, disgustado del lance, y no queriendo contemplar la agonía de su pobre Tony, no volvió ni una sola vez la cabeza.
Cuando llegó á la posada, echó de menos el gato que encerraba los veinte mil reales. El chalán se quedó aturdido, porque aquella pérdida le colocaba en una situación difícil para hacer frente á sus negocios. Al aturdimiento siguió la desesperación; montó á caballo en su valiente jaca, emprendió á escape el camino de Val-frío, llegó en menos de tres cuartos de hora á las piedras, pero el gato no estaba allí.—¡Ah!—exclamó.—Aquí lo dejé, aquí lo puse por mi propia mano.... ¡Esos miserables me han robado!... Ahora comprendo que mi noble Tony me avisaba, me decía: «Vuelve atrás; te dejas tu dinero.» Y yo, miserable, estúpido, imbécil, he pagado su lealtad dándole la muerte. Y Pablo se golpeaba la frente y se arrancaba los cabellos.
—¡Tony! ¡Tony! ¡Tony!—comenzó á gritar con desesperación. Pero cada uno de estos gritos que brotaba del alma del chalán sólo levantaba un eco en los barrancos. Pablo, abrumado bajo el peso de su desgracia, se sentó en una de las tres piedras, y entonces vió con sorpresa unas manchas de sangre y la tierra movida como si se hubiera revolcado un animal. Con los ojos inmensamente abiertos reconoció el terreno que le rodeaba, y observó que aquí y allá, en dirección del monte, había manchas de sangre.
¿Qué fue lo que le sorprendió a Pablo al llegar de nuevo a Val-frió?
Se sorprendió que ambos Tony y el gato con su dinero ya no estaban donde habían estado anteriormente
No le sorprendió nada
Se sorprendió que el gato con dinero no estaba donde lo había dejado
Se sorpendió que el cuerpo de Tony ya no estaba donde había estado anteriormente
Se sorprendió que ambos Tony y el gato con su dinero ya no estaban donde habían estado anteriormente
Pablo was surprised by two things when he got to Val-frío: that his money-bag was no longer where he originally left it, and also that Tony's body had been moved, and that it seemed as though Tony might not actually be dead.
"Al aturdimiento siguió la desesperación; montó á caballo en su valiente jaca, emprendió á escape el camino de Val-frío, llegó en menos de tres cuartos de hora á las piedras, pero el gato no estaba allí.—¡Ah!—exclamó.—Aquí lo dejé, aquí lo puse por mi propia mano.... ¡Esos miserables me han robado!... Ahora comprendo que mi noble Tony me avisaba, me decía: «Vuelve atrás; te dejas tu dinero.» Y yo, miserable, estúpido, imbécil, he pagado su lealtad dándole la muerte. Y Pablo se golpeaba la frente y se arrancaba los cabellos.
—¡Tony! ¡Tony! ¡Tony!—comenzó á gritar con desesperación. Pero cada uno de estos gritos que brotaba del alma del chalán sólo levantaba un eco en los barrancos. Pablo, abrumado bajo el peso de su desgracia, se sentó en una de las tres piedras, y entonces vió con sorpresa unas manchas de sangre y la tierra movida como si se hubiera revolcado un animal. Con los ojos inmensamente abiertos reconoció el terreno que le rodeaba, y observó que aquí y allá, en dirección del monte, había manchas de sangre."
Example Question #62 : Understanding Textual Sources
Lea el pasaje siguiente de Tony por Enrique Pérez Escrich (1855) y conteste las preguntas:
...Tony, sentado sobre su cuarto trasero, presenciaba impasible el diálogo que antecede. Pablo, irritado y refunfuñando de aquella informalidad, desató la jaca de las ramas de una encina, montó á caballo y silbó á su perro. Tony permaneció inmóvil. Mientras tanto, los dos ganaderos montaron también á caballo, alejándose de aquel sitio, pero en dirección opuesta á la que había emprendido Pablo. Tony comenzó á ladrar desesperadamente. Su amo se detuvo y le silbó segunda vez.
De pronto el mastín tomó una veloz carrera y fué á reunirse con su amo, pero sin cesar en sus imponentes ladridos. Pablo no le hizo caso, preocupado en lo que acababa de acontecerle; pero tanto y tanto ladró el perro, que por fin dirigió una mirada recelosa en derredor suyo, y dijo:—¿Qué te pasa, animal?... Tony, de dos saltos, se colocó delante del caballo, como si tratara de impedirle el paso, hasta tal punto, que llegó á ponerle sus robustas zarpas sobre el pecho.
Entonces el chalán le sacudió un terrible latigazo; pero Tony, aunque sentía el agudo dolor de aquella culebra de cáñamo que se le había arrollado por el cuerpo, no se quejó y continuó ladrando.—¡Es extraño! Nunca he visto tan fosco y tan irritado á Tony. El mastín dió una carrera, se paró á unos doce pasos de la cabeza del caballo, y se echó atravesado en medio de la angosta vereda, ladrando siempre. Cuando llegó la jaca, saltó por encima del perro para no pisar á su compañero de cuadra.
Nuevamente el perro volvió á colocarse delante del caballo, tomó carrera hasta chocar su áspera y fuerte cabeza con los redondos y blandos belfos de la jaca, que se descompuso, con grave riesgo del jinete.—Pero ¿te has vuelto loco, Tony?...—gritó el chalán, sacudiéndole un segundo latigazo más enérgico que el primero. El mastín entonces hizo presa en uno de los estribos vaqueros, y tiró con fuerza hacia atrás.
Los ojos de Tony brillaban como dos ascuas de fuego, sus gruñidos eran potentes, amenazadores; aquel noble animal representaba con hermosura salvaje la desesperación del perro á quien su amo no entiende lo que quiere decirle, y se ve privado del precioso don de la palabra. Una idea cruzó por la mente de Pablo, y descolgando la escopeta de la grupa, se dijo:—Este perro rabia. El chalán clavó las espuelas á la jaca, que llevó arrastrando al pobre Tony, sin que soltara el estribo, diez ó doce metros. Por fin Tony soltó su presa, y se quedó como enclavado en medio de la vereda.
Pablo revolvió su caballo como para hacer frente al enemigo, apuntó su escopeta, é hizo fuego. Tony exhaló un lamento doloroso, y rodó por la cañada. Pablo aplicó de nuevo las espuelas en los ijares de la jaca, que partió como un rayo, cuesta abajo, en dirección á Guadalajara. El chalán, disgustado del lance, y no queriendo contemplar la agonía de su pobre Tony, no volvió ni una sola vez la cabeza.
Cuando llegó á la posada, echó de menos el gato que encerraba los veinte mil reales. El chalán se quedó aturdido, porque aquella pérdida le colocaba en una situación difícil para hacer frente á sus negocios. Al aturdimiento siguió la desesperación; montó á caballo en su valiente jaca, emprendió á escape el camino de Val-frío, llegó en menos de tres cuartos de hora á las piedras, pero el gato no estaba allí.—¡Ah!—exclamó.—Aquí lo dejé, aquí lo puse por mi propia mano.... ¡Esos miserables me han robado!... Ahora comprendo que mi noble Tony me avisaba, me decía: «Vuelve atrás; te dejas tu dinero.» Y yo, miserable, estúpido, imbécil, he pagado su lealtad dándole la muerte. Y Pablo se golpeaba la frente y se arrancaba los cabellos.
—¡Tony! ¡Tony! ¡Tony!—comenzó á gritar con desesperación. Pero cada uno de estos gritos que brotaba del alma del chalán sólo levantaba un eco en los barrancos. Pablo, abrumado bajo el peso de su desgracia, se sentó en una de las tres piedras, y entonces vió con sorpresa unas manchas de sangre y la tierra movida como si se hubiera revolcado un animal. Con los ojos inmensamente abiertos reconoció el terreno que le rodeaba, y observó que aquí y allá, en dirección del monte, había manchas de sangre.
¿Cómo eran los ojos de Tony en su momento de alta frustración?
Ninguna de estas respuestas es la correcta
Perdieron su brillo
Brillaban como dos ascuas de fuego
Brillaban como dos piscinas de agua turquesa
Brillaban como dos ascuas de fuego
Tony's eyes shined like embers as he faced the frustration of his master not being able to understand what he was trying to warn him of.
"Los ojos de Tony brillaban como dos ascuas de fuego, sus gruñidos eran potentes, amenazadores; aquel noble animal representaba con hermosura salvaje la desesperación del perro á quien su amo no entiende lo que quiere decirle, y se ve privado del precioso don de la palabra. "
Example Question #81 : Textual Source Comprehension
Lea el pasaje siguiente de Tony por Enrique Pérez Escrich (1855) y conteste las preguntas:
...Tony, sentado sobre su cuarto trasero, presenciaba impasible el diálogo que antecede. Pablo, irritado y refunfuñando de aquella informalidad, desató la jaca de las ramas de una encina, montó á caballo y silbó á su perro. Tony permaneció inmóvil. Mientras tanto, los dos ganaderos montaron también á caballo, alejándose de aquel sitio, pero en dirección opuesta á la que había emprendido Pablo. Tony comenzó á ladrar desesperadamente. Su amo se detuvo y le silbó segunda vez.
De pronto el mastín tomó una veloz carrera y fué á reunirse con su amo, pero sin cesar en sus imponentes ladridos. Pablo no le hizo caso, preocupado en lo que acababa de acontecerle; pero tanto y tanto ladró el perro, que por fin dirigió una mirada recelosa en derredor suyo, y dijo:—¿Qué te pasa, animal?... Tony, de dos saltos, se colocó delante del caballo, como si tratara de impedirle el paso, hasta tal punto, que llegó á ponerle sus robustas zarpas sobre el pecho.
Entonces el chalán le sacudió un terrible latigazo; pero Tony, aunque sentía el agudo dolor de aquella culebra de cáñamo que se le había arrollado por el cuerpo, no se quejó y continuó ladrando.—¡Es extraño! Nunca he visto tan fosco y tan irritado á Tony. El mastín dió una carrera, se paró á unos doce pasos de la cabeza del caballo, y se echó atravesado en medio de la angosta vereda, ladrando siempre. Cuando llegó la jaca, saltó por encima del perro para no pisar á su compañero de cuadra.
Nuevamente el perro volvió á colocarse delante del caballo, tomó carrera hasta chocar su áspera y fuerte cabeza con los redondos y blandos belfos de la jaca, que se descompuso, con grave riesgo del jinete.—Pero ¿te has vuelto loco, Tony?...—gritó el chalán, sacudiéndole un segundo latigazo más enérgico que el primero. El mastín entonces hizo presa en uno de los estribos vaqueros, y tiró con fuerza hacia atrás.
Los ojos de Tony brillaban como dos ascuas de fuego, sus gruñidos eran potentes, amenazadores; aquel noble animal representaba con hermosura salvaje la desesperación del perro á quien su amo no entiende lo que quiere decirle, y se ve privado del precioso don de la palabra. Una idea cruzó por la mente de Pablo, y descolgando la escopeta de la grupa, se dijo:—Este perro rabia. El chalán clavó las espuelas á la jaca, que llevó arrastrando al pobre Tony, sin que soltara el estribo, diez ó doce metros. Por fin Tony soltó su presa, y se quedó como enclavado en medio de la vereda.
Pablo revolvió su caballo como para hacer frente al enemigo, apuntó su escopeta, é hizo fuego. Tony exhaló un lamento doloroso, y rodó por la cañada. Pablo aplicó de nuevo las espuelas en los ijares de la jaca, que partió como un rayo, cuesta abajo, en dirección á Guadalajara. El chalán, disgustado del lance, y no queriendo contemplar la agonía de su pobre Tony, no volvió ni una sola vez la cabeza.
Cuando llegó á la posada, echó de menos el gato que encerraba los veinte mil reales. El chalán se quedó aturdido, porque aquella pérdida le colocaba en una situación difícil para hacer frente á sus negocios. Al aturdimiento siguió la desesperación; montó á caballo en su valiente jaca, emprendió á escape el camino de Val-frío, llegó en menos de tres cuartos de hora á las piedras, pero el gato no estaba allí.—¡Ah!—exclamó.—Aquí lo dejé, aquí lo puse por mi propia mano.... ¡Esos miserables me han robado!... Ahora comprendo que mi noble Tony me avisaba, me decía: «Vuelve atrás; te dejas tu dinero.» Y yo, miserable, estúpido, imbécil, he pagado su lealtad dándole la muerte. Y Pablo se golpeaba la frente y se arrancaba los cabellos.
—¡Tony! ¡Tony! ¡Tony!—comenzó á gritar con desesperación. Pero cada uno de estos gritos que brotaba del alma del chalán sólo levantaba un eco en los barrancos. Pablo, abrumado bajo el peso de su desgracia, se sentó en una de las tres piedras, y entonces vió con sorpresa unas manchas de sangre y la tierra movida como si se hubiera revolcado un animal. Con los ojos inmensamente abiertos reconoció el terreno que le rodeaba, y observó que aquí y allá, en dirección del monte, había manchas de sangre.
¿Cuál fue la señal que le dijo a Pablo que Tony aún podría estar vivo?
Vio la tierra movida y las manchas de sangre que iban hacie el monte
Que el gato con dinero ya no estaba en el mismo lugar significaba que Tony lo había llevado
Escuchó los gruñidos de Tony en la distancia
Escuchó los ladridos de Tony en la distancia
Vio la tierra movida y las manchas de sangre que iban hacie el monte
Pablo saw the disturbed earth and the bloodstains heading toward the hill in the distance. This gave him renewed hope that Tony might still be alive.
"—¡Tony! ¡Tony! ¡Tony!—comenzó á gritar con desesperación. Pero cada uno de estos gritos que brotaba del alma del chalán sólo levantaba un eco en los barrancos. Pablo, abrumado bajo el peso de su desgracia, se sentó en una de las tres piedras, y entonces vió con sorpresa unas manchas de sangre y la tierra movida como si se hubiera revolcado un animal. Con los ojos inmensamente abiertos reconoció el terreno que le rodeaba, y observó que aquí y allá, en dirección del monte, había manchas de sangre."
Example Question #64 : Understanding Textual Sources
Lea el pasaje siguiente de Tony por Enrique Pérez Escrich (1855) y conteste las preguntas:
...Tony, sentado sobre su cuarto trasero, presenciaba impasible el diálogo que antecede. Pablo, irritado y refunfuñando de aquella informalidad, desató la jaca de las ramas de una encina, montó á caballo y silbó á su perro. Tony permaneció inmóvil. Mientras tanto, los dos ganaderos montaron también á caballo, alejándose de aquel sitio, pero en dirección opuesta á la que había emprendido Pablo. Tony comenzó á ladrar desesperadamente. Su amo se detuvo y le silbó segunda vez.
De pronto el mastín tomó una veloz carrera y fué á reunirse con su amo, pero sin cesar en sus imponentes ladridos. Pablo no le hizo caso, preocupado en lo que acababa de acontecerle; pero tanto y tanto ladró el perro, que por fin dirigió una mirada recelosa en derredor suyo, y dijo:—¿Qué te pasa, animal?... Tony, de dos saltos, se colocó delante del caballo, como si tratara de impedirle el paso, hasta tal punto, que llegó á ponerle sus robustas zarpas sobre el pecho.
Entonces el chalán le sacudió un terrible latigazo; pero Tony, aunque sentía el agudo dolor de aquella culebra de cáñamo que se le había arrollado por el cuerpo, no se quejó y continuó ladrando.—¡Es extraño! Nunca he visto tan fosco y tan irritado á Tony. El mastín dió una carrera, se paró á unos doce pasos de la cabeza del caballo, y se echó atravesado en medio de la angosta vereda, ladrando siempre. Cuando llegó la jaca, saltó por encima del perro para no pisar á su compañero de cuadra.
Nuevamente el perro volvió á colocarse delante del caballo, tomó carrera hasta chocar su áspera y fuerte cabeza con los redondos y blandos belfos de la jaca, que se descompuso, con grave riesgo del jinete.—Pero ¿te has vuelto loco, Tony?...—gritó el chalán, sacudiéndole un segundo latigazo más enérgico que el primero. El mastín entonces hizo presa en uno de los estribos vaqueros, y tiró con fuerza hacia atrás.
Los ojos de Tony brillaban como dos ascuas de fuego, sus gruñidos eran potentes, amenazadores; aquel noble animal representaba con hermosura salvaje la desesperación del perro á quien su amo no entiende lo que quiere decirle, y se ve privado del precioso don de la palabra. Una idea cruzó por la mente de Pablo, y descolgando la escopeta de la grupa, se dijo:—Este perro rabia. El chalán clavó las espuelas á la jaca, que llevó arrastrando al pobre Tony, sin que soltara el estribo, diez ó doce metros. Por fin Tony soltó su presa, y se quedó como enclavado en medio de la vereda.
Pablo revolvió su caballo como para hacer frente al enemigo, apuntó su escopeta, é hizo fuego. Tony exhaló un lamento doloroso, y rodó por la cañada. Pablo aplicó de nuevo las espuelas en los ijares de la jaca, que partió como un rayo, cuesta abajo, en dirección á Guadalajara. El chalán, disgustado del lance, y no queriendo contemplar la agonía de su pobre Tony, no volvió ni una sola vez la cabeza.
Cuando llegó á la posada, echó de menos el gato que encerraba los veinte mil reales. El chalán se quedó aturdido, porque aquella pérdida le colocaba en una situación difícil para hacer frente á sus negocios. Al aturdimiento siguió la desesperación; montó á caballo en su valiente jaca, emprendió á escape el camino de Val-frío, llegó en menos de tres cuartos de hora á las piedras, pero el gato no estaba allí.—¡Ah!—exclamó.—Aquí lo dejé, aquí lo puse por mi propia mano.... ¡Esos miserables me han robado!... Ahora comprendo que mi noble Tony me avisaba, me decía: «Vuelve atrás; te dejas tu dinero.» Y yo, miserable, estúpido, imbécil, he pagado su lealtad dándole la muerte. Y Pablo se golpeaba la frente y se arrancaba los cabellos.
—¡Tony! ¡Tony! ¡Tony!—comenzó á gritar con desesperación. Pero cada uno de estos gritos que brotaba del alma del chalán sólo levantaba un eco en los barrancos. Pablo, abrumado bajo el peso de su desgracia, se sentó en una de las tres piedras, y entonces vió con sorpresa unas manchas de sangre y la tierra movida como si se hubiera revolcado un animal. Con los ojos inmensamente abiertos reconoció el terreno que le rodeaba, y observó que aquí y allá, en dirección del monte, había manchas de sangre.
¿Qué hizo Pablo para corregir el comportamiento de Tony antes de dispararlo?
Le silbó amablemente, pensando que tener buena actitud curaría a Tony de la rabia
Ninguna de estas respustas es la correcta
Le dio dos latigazos fuertes
Se largó del lugar, y a uno o dos kilómetros volteó a ver si Tony le había seguido
Le dio dos latigazos fuertes
Pablo, when confronted with Tony's odd behavior, whipped him to try to correct him.
"Entonces el chalán le sacudió un terrible latigazo; pero Tony, aunque sentía el agudo dolor de aquella culebra de cáñamo que se le había arrollado por el cuerpo, no se quejó y continuó ladrando.—¡Es extraño! Nunca he visto tan fosco y tan irritado á Tony. El mastín dió una carrera, se paró á unos doce pasos de la cabeza del caballo, y se echó atravesado en medio de la angosta vereda, ladrando siempre. Cuando llegó la jaca, saltó por encima del perro para no pisar á su compañero de cuadra.
Nuevamente el perro volvió á colocarse delante del caballo, tomó carrera hasta chocar su áspera y fuerte cabeza con los redondos y blandos belfos de la jaca, que se descompuso, con grave riesgo del jinete.—Pero ¿te has vuelto loco, Tony?...—gritó el chalán, sacudiéndole un segundo latigazo más enérgico que el primero. El mastín entonces hizo presa en uno de los estribos vaqueros, y tiró con fuerza hacia atrás."
Example Question #62 : Understanding Textual Sources
Lea el pasaje siguiente de Tony por Enrique Pérez Escrich (1855) y conteste las preguntas:
...Tony, sentado sobre su cuarto trasero, presenciaba impasible el diálogo que antecede. Pablo, irritado y refunfuñando de aquella informalidad, desató la jaca de las ramas de una encina, montó á caballo y silbó á su perro. Tony permaneció inmóvil. Mientras tanto, los dos ganaderos montaron también á caballo, alejándose de aquel sitio, pero en dirección opuesta á la que había emprendido Pablo. Tony comenzó á ladrar desesperadamente. Su amo se detuvo y le silbó segunda vez.
De pronto el mastín tomó una veloz carrera y fué á reunirse con su amo, pero sin cesar en sus imponentes ladridos. Pablo no le hizo caso, preocupado en lo que acababa de acontecerle; pero tanto y tanto ladró el perro, que por fin dirigió una mirada recelosa en derredor suyo, y dijo:—¿Qué te pasa, animal?... Tony, de dos saltos, se colocó delante del caballo, como si tratara de impedirle el paso, hasta tal punto, que llegó á ponerle sus robustas zarpas sobre el pecho.
Entonces el chalán le sacudió un terrible latigazo; pero Tony, aunque sentía el agudo dolor de aquella culebra de cáñamo que se le había arrollado por el cuerpo, no se quejó y continuó ladrando.—¡Es extraño! Nunca he visto tan fosco y tan irritado á Tony. El mastín dió una carrera, se paró á unos doce pasos de la cabeza del caballo, y se echó atravesado en medio de la angosta vereda, ladrando siempre. Cuando llegó la jaca, saltó por encima del perro para no pisar á su compañero de cuadra.
Nuevamente el perro volvió á colocarse delante del caballo, tomó carrera hasta chocar su áspera y fuerte cabeza con los redondos y blandos belfos de la jaca, que se descompuso, con grave riesgo del jinete.—Pero ¿te has vuelto loco, Tony?...—gritó el chalán, sacudiéndole un segundo latigazo más enérgico que el primero. El mastín entonces hizo presa en uno de los estribos vaqueros, y tiró con fuerza hacia atrás.
Los ojos de Tony brillaban como dos ascuas de fuego, sus gruñidos eran potentes, amenazadores; aquel noble animal representaba con hermosura salvaje la desesperación del perro á quien su amo no entiende lo que quiere decirle, y se ve privado del precioso don de la palabra. Una idea cruzó por la mente de Pablo, y descolgando la escopeta de la grupa, se dijo:—Este perro rabia. El chalán clavó las espuelas á la jaca, que llevó arrastrando al pobre Tony, sin que soltara el estribo, diez ó doce metros. Por fin Tony soltó su presa, y se quedó como enclavado en medio de la vereda.
Pablo revolvió su caballo como para hacer frente al enemigo, apuntó su escopeta, é hizo fuego. Tony exhaló un lamento doloroso, y rodó por la cañada. Pablo aplicó de nuevo las espuelas en los ijares de la jaca, que partió como un rayo, cuesta abajo, en dirección á Guadalajara. El chalán, disgustado del lance, y no queriendo contemplar la agonía de su pobre Tony, no volvió ni una sola vez la cabeza.
Cuando llegó á la posada, echó de menos el gato que encerraba los veinte mil reales. El chalán se quedó aturdido, porque aquella pérdida le colocaba en una situación difícil para hacer frente á sus negocios. Al aturdimiento siguió la desesperación; montó á caballo en su valiente jaca, emprendió á escape el camino de Val-frío, llegó en menos de tres cuartos de hora á las piedras, pero el gato no estaba allí.—¡Ah!—exclamó.—Aquí lo dejé, aquí lo puse por mi propia mano.... ¡Esos miserables me han robado!... Ahora comprendo que mi noble Tony me avisaba, me decía: «Vuelve atrás; te dejas tu dinero.» Y yo, miserable, estúpido, imbécil, he pagado su lealtad dándole la muerte. Y Pablo se golpeaba la frente y se arrancaba los cabellos.
—¡Tony! ¡Tony! ¡Tony!—comenzó á gritar con desesperación. Pero cada uno de estos gritos que brotaba del alma del chalán sólo levantaba un eco en los barrancos. Pablo, abrumado bajo el peso de su desgracia, se sentó en una de las tres piedras, y entonces vió con sorpresa unas manchas de sangre y la tierra movida como si se hubiera revolcado un animal. Con los ojos inmensamente abiertos reconoció el terreno que le rodeaba, y observó que aquí y allá, en dirección del monte, había manchas de sangre.
¿Qué fue lo primero que Pablo pensó al ver que no estaba su gato de reales donde lo había dejado?
Pensó que Tony lo había robado
Pensó que el ganadero con el quien había platicado anteriormente se lo robó
Pensó que un animal salvaje lo había llevado
Ninguna de estas respuestas es la correcta
Pensó que el ganadero con el quien había platicado anteriormente se lo robó
"Al aturdimiento siguió la desesperación; montó á caballo en su valiente jaca, emprendió á escape el camino de Val-frío, llegó en menos de tres cuartos de hora á las piedras, pero el gato no estaba allí.—¡Ah!—exclamó.—Aquí lo dejé, aquí lo puse por mi propia mano.... ¡Esos miserables me han robado!... Ahora comprendo que mi noble Tony me avisaba, me decía: «Vuelve atrás; te dejas tu dinero.» Y yo, miserable, estúpido, imbécil, he pagado su lealtad dándole la muerte. Y Pablo se golpeaba la frente y se arrancaba los cabellos."
Pablo thought that the rancher with whom he had business dealings previously had robbed him of the money he accidentally left out in the open.
Example Question #83 : Textual Source Comprehension
Lea el pasaje siguiente de Tony por Enrique Pérez Escrich (1855) y conteste las preguntas::
...Tony, sentado sobre su cuarto trasero, presenciaba impasible el diálogo que antecede. Pablo, irritado y refunfuñando de aquella informalidad, desató la jaca de las ramas de una encina, montó á caballo y silbó á su perro. Tony permaneció inmóvil. Mientras tanto, los dos ganaderos montaron también á caballo, alejándose de aquel sitio, pero en dirección opuesta á la que había emprendido Pablo. Tony comenzó á ladrar desesperadamente. Su amo se detuvo y le silbó segunda vez.
De pronto el mastín tomó una veloz carrera y fué á reunirse con su amo, pero sin cesar en sus imponentes ladridos. Pablo no le hizo caso, preocupado en lo que acababa de acontecerle; pero tanto y tanto ladró el perro, que por fin dirigió una mirada recelosa en derredor suyo, y dijo:—¿Qué te pasa, animal?... Tony, de dos saltos, se colocó delante del caballo, como si tratara de impedirle el paso, hasta tal punto, que llegó á ponerle sus robustas zarpas sobre el pecho.
Entonces el chalán le sacudió un terrible latigazo; pero Tony, aunque sentía el agudo dolor de aquella culebra de cáñamo que se le había arrollado por el cuerpo, no se quejó y continuó ladrando.—¡Es extraño! Nunca he visto tan fosco y tan irritado á Tony. El mastín dió una carrera, se paró á unos doce pasos de la cabeza del caballo, y se echó atravesado en medio de la angosta vereda, ladrando siempre. Cuando llegó la jaca, saltó por encima del perro para no pisar á su compañero de cuadra.
Nuevamente el perro volvió á colocarse delante del caballo, tomó carrera hasta chocar su áspera y fuerte cabeza con los redondos y blandos belfos de la jaca, que se descompuso, con grave riesgo del jinete.—Pero ¿te has vuelto loco, Tony?...—gritó el chalán, sacudiéndole un segundo latigazo más enérgico que el primero. El mastín entonces hizo presa en uno de los estribos vaqueros, y tiró con fuerza hacia atrás.
Los ojos de Tony brillaban como dos ascuas de fuego, sus gruñidos eran potentes, amenazadores; aquel noble animal representaba con hermosura salvaje la desesperación del perro á quien su amo no entiende lo que quiere decirle, y se ve privado del precioso don de la palabra. Una idea cruzó por la mente de Pablo, y descolgando la escopeta de la grupa, se dijo:—Este perro rabia. El chalán clavó las espuelas á la jaca, que llevó arrastrando al pobre Tony, sin que soltara el estribo, diez ó doce metros. Por fin Tony soltó su presa, y se quedó como enclavado en medio de la vereda.
Pablo revolvió su caballo como para hacer frente al enemigo, apuntó su escopeta, é hizo fuego. Tony exhaló un lamento doloroso, y rodó por la cañada. Pablo aplicó de nuevo las espuelas en los ijares de la jaca, que partió como un rayo, cuesta abajo, en dirección á Guadalajara. El chalán, disgustado del lance, y no queriendo contemplar la agonía de su pobre Tony, no volvió ni una sola vez la cabeza.
Cuando llegó á la posada, echó de menos el gato que encerraba los veinte mil reales. El chalán se quedó aturdido, porque aquella pérdida le colocaba en una situación difícil para hacer frente á sus negocios. Al aturdimiento siguió la desesperación; montó á caballo en su valiente jaca, emprendió á escape el camino de Val-frío, llegó en menos de tres cuartos de hora á las piedras, pero el gato no estaba allí.—¡Ah!—exclamó.—Aquí lo dejé, aquí lo puse por mi propia mano.... ¡Esos miserables me han robado!... Ahora comprendo que mi noble Tony me avisaba, me decía: «Vuelve atrás; te dejas tu dinero.» Y yo, miserable, estúpido, imbécil, he pagado su lealtad dándole la muerte. Y Pablo se golpeaba la frente y se arrancaba los cabellos.
—¡Tony! ¡Tony! ¡Tony!—comenzó á gritar con desesperación. Pero cada uno de estos gritos que brotaba del alma del chalán sólo levantaba un eco en los barrancos. Pablo, abrumado bajo el peso de su desgracia, se sentó en una de las tres piedras, y entonces vió con sorpresa unas manchas de sangre y la tierra movida como si se hubiera revolcado un animal. Con los ojos inmensamente abiertos reconoció el terreno que le rodeaba, y observó que aquí y allá, en dirección del monte, había manchas de sangre.
¿Cuándo se fueron los ganaderos?
Mientras Pablo le silbaba a Tony, pero Tony se quedaba inmóvil
Poco después de que se fuera Pablo
Mucho tiempo después de que se fuera Pablo
Esperaron a que Tony se fuera para robar el dinero de Pablo
Mientras Pablo le silbaba a Tony, pero Tony se quedaba inmóvil
"...Tony, sentado sobre su cuarto trasero, presenciaba impasible el diálogo que antecede. Pablo, irritado y refunfuñando de aquella informalidad, desató la jaca de las ramas de una encina, montó á caballo y silbó á su perro. Tony permaneció inmóvil. Mientras tanto, los dos ganaderos montaron también á caballo, alejándose de aquel sitio, pero en dirección opuesta á la que había emprendido Pablo."
Although Pablo prepared to leave, even mounting his horse, while the ranchers were leaving, they ended up actually leaving before he did, while he was whistling for Tony to follow him.
Example Question #63 : Understanding Textual Sources
Lea el pasaje siguiente de Tony por Enrique Pérez Escrich (1855) y conteste las preguntas:
...Con esa inquietud, mezcla de desaliento y esperanza, Pablo comenzó á seguir aquel rastro de sangre. De vez en cuando se inclinaba para examinar las matas, con la detención de esos hombres de la naturaleza que ven las huellas de los animales impresas sobre la yerba. Junto á un enebro se veía otra revolcadura y algunos pelos de color rojizo pegados á la mata.—Sí, no me cabe duda,—se dijo Pablo,—por aquí ha pasado Tony.... Pero ¿es esto posible?.. Yo le pegué el tiro en el atajo, lejos de este sitio, en el fondo de la cañada. El chalán continuó siguiendo las gotas de sangre y las revolcaduras del pobre animal herido. Así se internó en el monte unos cincuenta metros. Junto á una espesa maraña había otro charco de sangre; pero allí se perdía el rastro.
Pablo entró con alguna dificultad en aquel espesar, y no pudo contener un grito de asombro, de admiración, tal vez de remordimiento; porque allí estaba Tony... Tony ensangrentado, Tony moribundo, con sus potentes zarpas sobre el gato que contenía los mil duros, y su enorme cabeza apoyada en el tesoro de su amo, dispuesto á defenderlo aún después de muerto. Pablo cayó arrodillado junto á su perro. Tony le miró con tristes ojos, exhalando uno de esos débiles gemidos que preceden á la agonía.
El chalán, con los ojos llenos de lágrimas y el alma angustiada por los remordimientos, abrazó la cabeza de aquel pobre animal, y besándola respetuosamente, murmuró en voz baja:—¡Perdón... perdón, pobre Tony: yo he sido tu asesino, yo he pagado tu lealtad dándote la muerte! Tony comenzó á lamer las lágrimas que resbalaban por las curtidas mejillas de su amo. Poco á poco aquella lengua, que acariciaba á su asesino, fué perdiendo la fuerza y el calor, hasta que se quedó inmóvil y fría.
Tony, sin embargo de que la muerte había paralizado la ternura de su corazón, permaneció con los ojos abiertos, mirando á su amo. Aquellos ojos sin luz parecían decirle: «Perdona si me han faltado las fuerzas, si no he podido llevarte el dinero hasta tu casa: ya lo ves, la culpa no es mía.» Pablo permaneció una hora arrodillado junto al cadáver de su perro. Por fin se levantó, y dijo:—Tony, tu muerte será para mí un remordimiento que ha de acompañarme hasta el sepulcro.
Aquella misma tarde el noble perro fué enterrado al pie de un árbol, que desde entonces lleva por nombre «La encina de Tony.»
Al final, ¿quién había llevado el gato de reales?
Un animal salvaje
Pablo
Tony
Los ganaderos
Tony
Tony was the one who took the money-bag from its original resting place, in order to protect it for his master, Pablo.
"Pablo entró con alguna dificultad en aquel espesar, y no pudo contener un grito de asombro, de admiración, tal vez de remordimiento; porque allí estaba Tony... Tony ensangrentado, Tony moribundo, con sus potentes zarpas sobre el gato que contenía los mil duros, y su enorme cabeza apoyada en el tesoro de su amo, dispuesto á defenderlo aún después de muerto. "
Example Question #85 : Textual Source Comprehension
Lea el pasaje siguiente de Tony por Enrique Pérez Escrich (1855) y conteste las preguntas:
...Con esa inquietud, mezcla de desaliento y esperanza, Pablo comenzó á seguir aquel rastro de sangre. De vez en cuando se inclinaba para examinar las matas, con la detención de esos hombres de la naturaleza que ven las huellas de los animales impresas sobre la yerba. Junto á un enebro se veía otra revolcadura y algunos pelos de color rojizo pegados á la mata.—Sí, no me cabe duda,—se dijo Pablo,—por aquí ha pasado Tony.... Pero ¿es esto posible?.. Yo le pegué el tiro en el atajo, lejos de este sitio, en el fondo de la cañada. El chalán continuó siguiendo las gotas de sangre y las revolcaduras del pobre animal herido. Así se internó en el monte unos cincuenta metros. Junto á una espesa maraña había otro charco de sangre; pero allí se perdía el rastro.
Pablo entró con alguna dificultad en aquel espesar, y no pudo contener un grito de asombro, de admiración, tal vez de remordimiento; porque allí estaba Tony... Tony ensangrentado, Tony moribundo, con sus potentes zarpas sobre el gato que contenía los mil duros, y su enorme cabeza apoyada en el tesoro de su amo, dispuesto á defenderlo aún después de muerto. Pablo cayó arrodillado junto á su perro. Tony le miró con tristes ojos, exhalando uno de esos débiles gemidos que preceden á la agonía.
El chalán, con los ojos llenos de lágrimas y el alma angustiada por los remordimientos, abrazó la cabeza de aquel pobre animal, y besándola respetuosamente, murmuró en voz baja:—¡Perdón... perdón, pobre Tony: yo he sido tu asesino, yo he pagado tu lealtad dándote la muerte! Tony comenzó á lamer las lágrimas que resbalaban por las curtidas mejillas de su amo. Poco á poco aquella lengua, que acariciaba á su asesino, fué perdiendo la fuerza y el calor, hasta que se quedó inmóvil y fría.
Tony, sin embargo de que la muerte había paralizado la ternura de su corazón, permaneció con los ojos abiertos, mirando á su amo. Aquellos ojos sin luz parecían decirle: «Perdona si me han faltado las fuerzas, si no he podido llevarte el dinero hasta tu casa: ya lo ves, la culpa no es mía.» Pablo permaneció una hora arrodillado junto al cadáver de su perro. Por fin se levantó, y dijo:—Tony, tu muerte será para mí un remordimiento que ha de acompañarme hasta el sepulcro.
Aquella misma tarde el noble perro fué enterrado al pie de un árbol, que desde entonces lleva por nombre «La encina de Tony.»
¿Cuándo superará Pablo la muerte de Tony a su mano?
No lo superará hasta la muerte
En diez años
En dos años
En dos meses
No lo superará hasta la muerte
According to Pablo, the regret and grief following Tony's unnecessary death will follow him to the grave.
"Pablo permaneció una hora arrodillado junto al cadáver de su perro. Por fin se levantó, y dijo:—Tony, tu muerte será para mí un remordimiento que ha de acompañarme hasta el sepulcro."
Example Question #67 : Understanding Textual Sources
LOS DOS CONEJOS
por Tomás de Iriarte (1776)
POR entre unas matas,
Seguido de perros,
(No diré corría)
Volaba un conejo.
De su madriguera
Salió un compañero,
Y le dijo:—¡Tente!
Amigo, ¿qué es esto?
—¿Qué ha de ser? responde;
Sin aliento llego...
Dos pícaros galgos
Me vienen siguiendo.
—Sí, replica el otro,
Por allí los veo,
Pero no son galgos.
—Pues, ¿qué son?—Podencos.
—¿Qué? ¿Podencos dices?
—Sí, como mi abuelo.
—Galgos y muy galgos;
Bien vistos los tengo.
—Son podencos: vaya,
Que no entiendes de eso.
—Son galgos, te digo.
—Digo que podencos.
En esta disputa,
Llegando los perros,
Pillan descuidados
Á mis dos conejos.
Los que por cuestiones
de poco momento
dejan lo que importa,
llévense este ejemplo
¿De dónde salió el segundo conejo?
No hubo un segundo conejo
Salió del bosque
Salió de un árbol
Salió de su guarida
No salió de ningún lugar; siempre estuvo presente en la historia
Salió de su guarida
The second rabbit came out of his den to ask the first rabbit what was happening. This questions depends on being able to recognize vocabulary and deductive reasoning.
"De su madriguera
Salió un compañero,
Y le dijo:—¡Tente!
Amigo, ¿qué es esto?"
Example Question #86 : Textual Source Comprehension
LOS DOS CONEJOS
por Tomás de Iriarte (1776)
Por entre unas matas,
Seguido de perros,
(No diré corría)
Volaba un conejo.
De su madriguera
Salió un compañero,
Y le dijo:—¡Tente!
Amigo, ¿qué es esto?
—¿Qué ha de ser? responde;
Sin aliento llego...
Dos pícaros galgos
Me vienen siguiendo.
—Sí, replica el otro,
Por allí los veo,
Pero no son galgos.
—Pues, ¿qué son?—Podencos.
—¿Qué? ¿Podencos dices?
—Sí, como mi abuelo.
—Galgos y muy galgos;
Bien vistos los tengo.
—Son podencos: vaya,
Que no entiendes de eso.
—Son galgos, te digo.
—Digo que podencos.
En esta disputa,
Llegando los perros,
Pillan descuidados
Á mis dos conejos.
Los que por cuestiones
de poco momento
dejan lo que importa,
llévense este ejemplo.
¿Qué pensaban los conejos que eran los caninos que los perseguían?
No dice qué pensaban los conejos
Pensaban que eran galgos
Pensaban que eran podencos
El primer conejo pensaba que eran galgos, mientras el segundo conejo pensaba que eran podencos
El primer conejo pensaba que eran podencos, mientras el segundo conejo pensaba que eran galgos
El primer conejo pensaba que eran galgos, mientras el segundo conejo pensaba que eran podencos
"De su madriguera
Salió un compañero,
Y le dijo:—¡Tente!
Amigo, ¿qué es esto?
—¿Qué ha de ser? responde;
Sin aliento llego...
Dos pícaros galgos
Me vienen siguiendo.
—Sí, replica el otro,
Por allí los veo,
Pero no son galgos.
—Pues, ¿qué son?—Podencos."
The first rabbit introduced to us thinks he is being chased by greyhounds. The second rabbit introduced - the one who exits his den to ask the first rabbit what is happening - disagrees, and thinks they are hounds.
Certified Tutor
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